Aunque organizarse demasiado puede ser contraproducente de tornarse obsesivo, cierto nivel de predictibilidad ante nuestras actividades y obligaciones diarias es fundamental para no vivir con prisas innecesarias. Percibimos la necesidad de apurarnos en demasía cuando nuestras listas ‘interminables’ de tareas y metas, en su disfraz caótico, se convierten en un huracán de bestias insidiosas que nos susurran que no somos lo suficientemente productivos. Otras veces, en lugar de apurarnos, aquellos monstruos nos convencen de que es preferible caer en un bucle paralizante de preocupaciones que avanzar, poco a poco, hacia nuestros objetivos.
A veces sentimos que el simple hecho de estar preocupados y apurados en el presente nos facilitará, con un chasquido, el manejo de tareas pendientes e incertidumbres. Hay cierto efecto placebo en ir con prisa. Cuando tenemos que cumplir con demasiadas obligaciones, existe una tendencia a, quizás de forma inconsciente, caminar o conducir más rápido, hacer las cosas al apuro, demostrar señales fisiológicas de estrés, ímpetu y concentración. En algunos casos, este tipo de conductas son inevitables y necesarias, por supuesto. En otros tantos, son absolutamente contraproducentes: nos proporcionan un efecto placebo de que nos estamos esforzando, nos convierten en seres pseudo-productivos e incrementan la posibilidad de cometer errores.
Se torna esencial desarrollar la capacidad de afrontar el presente con dignidad y forjar un mejor futuro con paciencia, mediante tareas sencillas y consistentes. Contrario a lo que en ocasiones sugiere la intuición, caminar con verdadera calma y con propósito (tanto literal como metafóricamente) es mucho más difícil que andar corriendo. Es posible que al correr demasiado nos estemos acercando cada vez más al ojo del huracán caótico de las metas incumplidas y, sobre todo, de las vidas insatisfechas.
Nunca es tarde para empezar a caminar un poco más lento, domesticar a aquel caos de responsabilidades y reemplazar preocupaciones constantes por pequeñas acciones consistentes.
2 comentarios
Fausto · 2020 a las 19:55
“ningún hallazgo es tan valioso como los propios. …Contrario a lo que sugiere la intuición, caminar con verdadera calma y con propósito (tanto literal como metafóricamente) es mucho más difícil que andar corriendo por la vida…”
Me quedo con esta reflexión….simplemente…brillante!
JM Naranjo · 2020 a las 20:13
Muchas gracias Fausto! Un fuerte abrazo y gracias por leerme 🙂