En el campo de la psicología, las constelaciones familiares se refieren al conjunto total de relaciones dentro de una familia, caracterizado por varios factores como el número y orden de nacimiento de los miembros y sus edades, funciones y formas de interacción. Constituye también una pseudoterapia​ psicológica que argumenta que somos capaces de percibir inconscientemente ciertos patrones y estructuras en nuestras relaciones familiares y memorizarlos para utilizarlos como esquemas afectivos y cognitivos que alteran nuestra conducta. Sin embargo, la evidencia científica sí demuestra que existen traumas intergeneracionales, los cuales pueden transmitir de generación en generación síntomas psicológicos y fisiológicos tras experiencias traumatizantes.

Se han encontrado pruebas sólidas de que muchos problemas psicológicos crónicos o de larga duración podrían no tener su origen directo en experiencias personales o en desequilibrios químicos en el cerebro, sino en las vidas de nuestros antepasados, sean padres, abuelos o bisabuelos. Hay traumas, por lo tanto, generados por experiencias que no hemos vivido, pero cuyas consecuencias en seres cercanos han interferido con nuestro funcionamiento de diversas maneras.

Mark Wolynn, pionero en el estudio de traumas heredados, presenta en su famoso libro Este dolor no es mío (2017) un enfoque innovador que permite abordar y resolver problemas crónicos que no han respondido a la terapia tradicional, los medicamentos u otras intervenciones. El libro describe que los traumas de nuestros antepasados pueden manifestarse en depresiones inexplicadas, problemas de ansiedad, miedos, fobias, pensamientos obsesivos e incluso síntomas físicos. Con relación a este tema, los científicos han identificado al estrés postraumático secundario:

El estrés traumático secundario, se refiere a un proceso por el cual un individuo que observa el sufrimiento de otro experimenta paralelamente las mismas respuestas emocionales a las emociones reales o esperadas de la otra persona.

La evaluación del estrés traumático secundario… (Meda et al., 2012)


La epigenética juega un papel muy importante en este sentido. Se trata de la investigación de las modificaciones en el desempeño de los genes, las cuales son transmitidas de generación en generación y no pueden ser atribuidas a modificaciones en la secuencia del ADN, sino al ambiente. Este dolor no es mío documenta las últimas investigaciones epigenéticas, que explican cómo se transmiten los recuerdos traumáticos a través de cambios químicos en el ADN, al igual que los avances más recientes en neurociencia y lo que sabemos acerca del lenguaje.

Al argumentar que muchos de nosotros podríamos revivir tragedias de generaciones anteriores sin estar conscientes de ello, el libro proporciona algunos ejemplos, tales como:

  • Un hombre en prisión por un crimen que no cometió descubrió que estaba pagando el precio por un asesinato por el cual su padre había sido absuelto una generación antes.
  • Una mujer que no podía entender que su repentina indiferencia hacia su esposo estaba relacionada con su abuela, quien perdió a su esposo de manera trágica a la misma edad.
  • Un niño camboyano cuyo comportamiento autodestructivo estaba relacionado con el asesinato de su abuelo por los Jemeres Rojos.
  • Una mujer con claustrofobia, incapaz de viajar en avión o ascensor, hizo la conexión con los padres de su padre, quienes perecieron en una cámara de gas.
  • Una mujer con un miedo paralizante a que su hijo muriera descubrió que sus abuelos perdieron a dos hijos antes de emigrar a Estados Unidos.

Este dolor no es mío es una guía accesible y pragmática para tratar de romper ciertos patrones familiares heredados. Sin embargo, considero que vale la pena ‘tomarlo con pinzas’ en el contexto de todo aquello que, como las constelaciones familiares, no cuenta con un respaldo científico contundente. Entre las reseñas del libro destaca la del doctor James S. Gordon, psiquiatra educado en la Escuela de Medicina de Harvard, quien considera que Mark Wolynn «expone con maestría el efecto incapacitante que ejerce sobre nosotros el sufrimiento irresuelto de nuestros antepasados, y nos ofrece los recursos necesarios para sanar combinando la comprensión, el uso de diálogos imaginativos y la reconexión compasiva».


Puedes leer aquí Este dolor no es mío:




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