El otro día me hicieron estas preguntas: ¿Qué te inspira a escribir? ¿Por qué escribes? No supe qué responder exactamente y dije algo así como: «La verdad, no sé». Son preguntas complejas. Pero me quedé pensando y, días después, me di cuenta de que el problema de aquellas preguntas fue, para mí, la palabra ‘inspira’. La principal razón por la que yo escribo y hago música, lo que en realidad me mueve a hacer arte (aunque siempre me asusta un poco decir esa palabra) no es la inspiración en una situación romántica, por ejemplo, o en un paisaje de la naturaleza. La inspiración es inevitable y todo artista se plasma a sí mismo y a sus vivencias, de alguna manera, en su arte. Sin embargo, creo que hay una razón mucho más potente que la inspiración que me mueve constantemente a ser creativo. En mi caso, la música y la escritura son, además de mis pasiones, mi otra lengua. Escribo y hago música, entonces, con el principal propósito de hablar a través de mis creaciones, de ‘sacar las cosas’ de alguna forma.

Creo que consumo música durante la mayor parte de mi tiempo de vigilia y me siento algo incompleto cuando me abstengo de ella. Un amigo me molesta, dice que es mi droga. Cuando me di cuenta de esto, hace muchos años, andaba ya con audífonos casi a todos lados y tenía muy claro que la música poseía el poder de hablarme en un lenguaje metafísico, en ocasiones poético, otras veces simple e inexplicablemente extático. Ese era, sin duda, mi mundo y, tarde o temprano, empezaría a hablar aquel lenguaje de una u otra manera. A la par, acompañado también de la literatura, empecé a escribir relatos. Luego surgieron versos, letras de canciones, textos desordenados y, ahora, blog posts.

Desde mi perspectiva, nuestras vivencias, las inspiraciones y la necesidad de contar historias nos incitan a crear. Pero la expresión artística es, antes que nada, un lenguaje, una forma de comunicación de carácter místico, introspectivo y, de llegar a sumergirnos de forma auténtica en el proceso, puramente libre. Volviendo entonces a las preguntas del inicio: ¿Por qué escribo? ¿Por qué hago música? A veces por diversión, para ser escuchado, quizás incluso por compromiso… Pero, en principio, simplemente porque tengo la necesidad constante de hacerlo. De expresarme a través de desdoblamientos infinitos.


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